sábado, 20 de octubre de 2012

Área monetaria óptima

Más claro agua

En los trabajos sobre las dinámicas monetarias y las áreas monetarias óptimas del economista canadiense Robert Mundell, los cuales le valieron el Premio Nobel de economía en 1.999, podemos encontrar varias de las respuestas al por qué del desastre del euro.
Según los modelos desarrollados por Mundell, para que una unión monetaria funcione tienen que cumplirse cuatro criterios:

  • Que exista una elevada movilidad laboral apoyada por la falta de barreras físicas y culturales. 
  • Que hubiese una diversificación de la producción dentro del área.
  • Que se aceptase el libre movimiento de capitales, con flexibilidad de precios y salarios.
  • Que existiese un mecanismo generoso de transferencias del presupuesto de la Unión a los países o regiones que sufriesen choques asimétricos que sólo les afectasen a ellos y no a los demás.
A tenor de los acontecimientos, es evidente que dichos criterios no se cumplen en su totalidad en la vigente área euro (AE). Concretamente, tanto el primer criterio como el cuarto se están revelando como grandes lastres en el actual contexto de crisis.

Por lo que respecta al primer criterio, es obvio que la movilidad laboral dentro del área euro no encuentra barreras físicas, pese a las dudas populistas y electoralistas sobre el espacio Schengen expresadas de un tiempo para acá por ciertos políticos que afortunadamente ya no están en el poder, el mismo permite la absoluta movilidad de los trabajadores entre los países miembros sin ningún tipo de filtro.
En este aspecto son las barreras culturales las que más arrecian en este momento. 
Estamos observando como las diferencias en idioma entre los distintos países miembros del euro hacen de gran barrera cultural para una movilidad laboral necesaria desde las zonas del sur más perjudicadas por la crisis hacia las zonas del norte más desahogadas.
Por supuesto que existe emigración, especialmente entre los recién licenciados universitarios mejor preparados para dichos cambios, pero queda patente que estos movimientos no llegan en absoluto al nivel mínimo normal de cualquier área monetaria óptima.
En el sur de Estados Unidos, los trabajadores del estado de Florida afectados por el pinchazo de la gran burbuja inmobiliraria estilo España, pueden trasladarse perfectamente a miles de kilometros al norte, al industrial estado de Ohio, sin encontrar ni un solo problema idiomático.
Ésto permite por ejemplo que el paro en el estado de Florida, pese al shock inmobiliario, no sea estratosférico, produciéndose un equilibrio óptimo entre las diferentes zonas que componen Estados Unidos.

En cuanto al cuarto criterio, pese a que los fondos de cohesión europeos han hecho mucho por reducir las asimetrías entre los distintos países del AE, en cuanto a infraestructuras y servicios se refiere, la ausencia de un tesoro federal europeo único con competencias generales sobre todos los estados miembros ha producido en estos momentos de crisis grandes desequilibrios fiscales. La existencia de diecisiete tesoros distintos para una misma moneda común fomenta grandes tensiones económicas y hace recaer, de manera individual, sobre dichos tesoros la responsabilidad de corregir los desajustes fiscales que se produzcan. En donde en la asamblea legislativa de Florida no tienen que preocuparse por reunir los fondos con los que sufragar la atención social y sanitaria, ya que son sufragados por el tesoro federal de Estados Unidos, en España el tesoro nacional se encuentra solo. En el AE las generosas transferencias para eliminar las asimetrías entre los distintos países brillan por su ausencia. 
A los miembros que sufren severas crisis fiscales (España, Irlanda, Grecia, Portugal...) no les queda otra que responder recortando desesperada y salvajemente el gasto, lo que empuja el desempleo y el estancamiento a niveles de la Gran Depresión.
Los fondos de cohesión iniciales saltan por los aires y las asimetrías se acrecientan.

Con esta crisis llegamos a la disyuntiva de decidir si queremos más o menos Europa.
Lo primero es, según los postulados de Mundell, la única solución que nos queda. Lo segundo es el abismo.

H.F.C.

3 comentarios:

Theresia Kalogeropoulos dijo...

"El abismo"...què poètica més dramàtica!

Héctor dijo...

En estos dies l'economia té molt de drama shakespearià

Andreu dijo...

Estimado Héctor, has dado en el clavo.
Muy buena reflexión.
Los dos puntos que citas, y que actuan negativamente sobre la posibilidad de salir de una crisis bestial en la vieja Europa a corto plazo, son como una losa que no permite correr, antes al contrario, pesan mucho para cualquier solución a corto y medio plazo. No veo mas que egoismos nacionalistas, o jacobinos-chovinistas en cada uno de los paises. Los mas "míseros" por las ganas de acercarse a los mas ricos y tradicionalmente estables, y los de mayor poder y base economica, con muy pocas ganas de que los primeros salgan de la misera carrera en la que han entrado. Pero estos últimos podrían darse cuenta que si los paises de la ribera del sur estuvieran como hace diez o mas años, Europa seria una idea sana y la madre del estado del bien estar, y no lo mas parecido a cualquier grupo de paises tercermundistas que lo único que les espera es las garras de un extremismo como ya se va viendo en Grecia, Italia, y tal vez España. Y eso lo sufriran, en caso de auge, las economias del norte.
Si se destruye el tejido industrial y el poder economico de la clase media, con la ayuda de lo que supone el alejamiento o barrera linguistica y cultural, Europa, y su euro, dejaran de existir facilmente.
Andreu Fos