domingo, 28 de octubre de 2012

¿No se dan cuenta?

Evolución tasa de paro

La publicación el viernes de la Encuesta de Población Activa (EPA) correspondiente al tercer trimestre del año, arroja unos resultados dramáticos y dignos de un estado fallido en toda regla. 5.778.100 personas en paro, un 25,02% de la población activa.
Entre los muchos aspectos a analizar de la reciente EPA, cabe centrarse en el paro de larga duración. La encuesta constata una vez más la consolidación del mismo, reflejando que el número de personas que perdió su empleo hace más de un año aumentó entre julio y septiembre en 83.300 personas situándose dicho colectivo en más de 2,5 millones de personas.

Hay que decir que el paro de larga duración, como muy bien afirmaba Joaquín Estefanía en un reciente artículo, compromete la capacidad de empleabilidad del afectado, ya que su cualificación se va viendo depreciada y porque su exclusión del mercado de trabajo cada vez más extensa puede inducir a cualquier empresario a sospechar negativamente de dicha persona.
El hecho de que el desempleo a largo plazo se consolide hace que el coeficiente de paro estructural de un país aumente, cumpliéndose así el fenómeno conocido entre los economistas como histéresis, según el cual la acumulación de la tasa de paro de un período determinado se convierte en el paro habitual del periodo siguiente.

Todo esto tiene como consecuencia macroeconómica que, una vez recuperada la senda de crecimiento, la economía presente una tasa de paro estructural mínima siempre superior a la del ciclo alcista precedente.
Y esto, hay que remarcarlo, compromete de manera fundamental el potencial a largo plazo de la economía.
Los trabajadores que han estado desempleados durante largos períodos de tiempo pasan a considerarse no aptos para el mundo laboral, lo que provoca una reducción de la fuerza de trabajo efectiva de una economía, dañándose por tanto su capacidad productiva [sic Paul Krugman 2012].
El culpable lo encontramos en esta austeridad a machamartillo y sin sentido que condena a cientos de miles de personas al desempleo crónico, que provoca el cierre de miles de empresas por el desplome del consumo y que hace posponer decisiones de inversión a otras tantas empresas que en una coyuntura diferente sí tomarían, haciendo que los factores productivos resultantes una vez finalizada la crisis no sean suficientes para poder recuperar lo perdido durante todos estos años, lisiando el crecimiento potencial de la economía de por vida.

No pensemos que las personas que sufren el paro de largo plazo es que son gente tonta y vaga o que las empresas no encuentran a los trabajadores adecuados para los puestos que ofrecen. El problema es que directamente las empresas no ofrecen esos puestos de trabajo debido a la depresión que está generando la política de austeridad, donde cualquier expectativa decente es abatida a tiro de recorte y mientras, los trabajadores en paro cada vez están más tiempo.

Urge un Plan Marshall intra-europeo, de norte a sur y a corto plazo, que sirva de chispa para volver a encender el motor calado antes de que éste se convierta en un motor obsoleto definitivamente.
Como prueba de europeísmo sería revelador.

H.F.C.

1 comentario:

Andreu dijo...

Impresionante reflexión. Yo no se si es que no se dan cuenta, como tu bien te preguntas, pero creo que no lo quieren ver. Los unos por los otros y la casa sin barrer. Creo que es como si a diario los gobernantes de cada uno de los paises de zona Euro, se dispararan un pulso por ver quien acaba con quien. Pero al mismo tiempo, dentro de cada uno de estos paises prevalecen los cruces dialecticos entre oposiciones y gobernantes por mantener un poder que ya no lo es tanto. Un poder devaluado. No digamos los poderes autonomicos, lo que nos faltaba. Los parados de larga duración mas los parados de edades superiores a 50 años ya no son válidos, y cada vez son como bien dices, carne de caños y sospechosos de dificil vulnerabilidad, así como de floja profesionalidad, que no es lo mismo pero lo confunden los empresarios sabiendolo.
Nos cargamos en muchos sectores, la experiencia, el oficio, el trabajo bien hecho, así como el patron del buen obrero comprometido con su empresa. Porque cuando se forman a las plantillas a mirar a sus jefes, mala solución, mal enfoque. A las plantillas, a los obreros hay que hacerles mirar al patrón de obrero deseado por una buena empresa, y ese no cabe duda que es el buen profecional, el que desarrolla el oficio con ganas y le apasiona el trabajo bien hecho. La cultura de miarar mas arriba hace que algunos escalen rápido y se estrellen mas pronto. El mundo laboral tambien es cuestión de cultura, y eso se esta olvidando, tanto por unos, los patronos, como otros.. los trabajadores.
Andreu.