Evolución tasa de paro |
La publicación el viernes de la Encuesta de Población Activa (EPA) correspondiente al tercer trimestre del año, arroja unos resultados dramáticos y dignos de un estado fallido en toda regla. 5.778.100 personas en paro, un 25,02% de la población activa.
Entre los muchos aspectos a analizar de la reciente EPA, cabe centrarse en el paro de larga duración. La encuesta constata una vez más la consolidación del mismo, reflejando que el número de personas que perdió su empleo hace más de un año aumentó entre julio y septiembre en 83.300 personas situándose dicho colectivo en más de 2,5 millones de personas.
Hay que decir que el paro de larga duración, como muy bien afirmaba Joaquín Estefanía en un reciente artículo, compromete la capacidad de empleabilidad del afectado, ya que su cualificación se va viendo depreciada y porque su exclusión del mercado de trabajo cada vez más extensa puede inducir a cualquier empresario a sospechar negativamente de dicha persona.
El hecho de que el desempleo a largo plazo se consolide hace que el coeficiente de paro estructural de un país aumente, cumpliéndose así el fenómeno conocido entre los economistas como histéresis, según el cual la acumulación de la tasa de paro de un período determinado se convierte en el paro habitual del periodo siguiente.
Todo esto tiene como consecuencia macroeconómica que, una vez recuperada la senda de crecimiento, la economía presente una tasa de paro estructural mínima siempre superior a la del ciclo alcista precedente.
Y esto, hay que remarcarlo, compromete de manera fundamental el potencial a largo plazo de la economía.
Los trabajadores que han estado desempleados durante largos períodos de tiempo pasan a considerarse no aptos para el mundo laboral, lo que provoca una reducción de la fuerza de trabajo efectiva de una economía, dañándose por tanto su capacidad productiva [sic Paul Krugman 2012].
El culpable lo encontramos en esta austeridad a machamartillo y sin sentido que condena a cientos de miles de personas al desempleo crónico, que provoca el cierre de miles de empresas por el desplome del consumo y que hace posponer decisiones de inversión a otras tantas empresas que en una coyuntura diferente sí tomarían, haciendo que los factores productivos resultantes una vez finalizada la crisis no sean suficientes para poder recuperar lo perdido durante todos estos años, lisiando el crecimiento potencial de la economía de por vida.
No pensemos que las personas que sufren el paro de largo plazo es que son gente tonta y vaga o que las empresas no encuentran a los trabajadores adecuados para los puestos que ofrecen. El problema es que directamente las empresas no ofrecen esos puestos de trabajo debido a la depresión que está generando la política de austeridad, donde cualquier expectativa decente es abatida a tiro de recorte y mientras, los trabajadores en paro cada vez están más tiempo.
Urge un Plan Marshall intra-europeo, de norte a sur y a corto plazo, que sirva de chispa para volver a encender el motor calado antes de que éste se convierta en un motor obsoleto definitivamente.
Como prueba de europeísmo sería revelador.
H.F.C.
Todo esto tiene como consecuencia macroeconómica que, una vez recuperada la senda de crecimiento, la economía presente una tasa de paro estructural mínima siempre superior a la del ciclo alcista precedente.
Y esto, hay que remarcarlo, compromete de manera fundamental el potencial a largo plazo de la economía.
Los trabajadores que han estado desempleados durante largos períodos de tiempo pasan a considerarse no aptos para el mundo laboral, lo que provoca una reducción de la fuerza de trabajo efectiva de una economía, dañándose por tanto su capacidad productiva [sic Paul Krugman 2012].
El culpable lo encontramos en esta austeridad a machamartillo y sin sentido que condena a cientos de miles de personas al desempleo crónico, que provoca el cierre de miles de empresas por el desplome del consumo y que hace posponer decisiones de inversión a otras tantas empresas que en una coyuntura diferente sí tomarían, haciendo que los factores productivos resultantes una vez finalizada la crisis no sean suficientes para poder recuperar lo perdido durante todos estos años, lisiando el crecimiento potencial de la economía de por vida.
No pensemos que las personas que sufren el paro de largo plazo es que son gente tonta y vaga o que las empresas no encuentran a los trabajadores adecuados para los puestos que ofrecen. El problema es que directamente las empresas no ofrecen esos puestos de trabajo debido a la depresión que está generando la política de austeridad, donde cualquier expectativa decente es abatida a tiro de recorte y mientras, los trabajadores en paro cada vez están más tiempo.
Urge un Plan Marshall intra-europeo, de norte a sur y a corto plazo, que sirva de chispa para volver a encender el motor calado antes de que éste se convierta en un motor obsoleto definitivamente.
Como prueba de europeísmo sería revelador.
H.F.C.