miércoles, 19 de octubre de 2011

The Ceiling II



El acuerdo entre demócratas y republicanos para elevar el techo de deuda de Estados Unidos y poder evitar así la suspensión de pagos en ciernes dependía de una promesa: reducción del déficit público en los sucesivos meses y años.

El déficit público se produce cuando el gasto público es superior a los ingresos públicos.
Un déficit público sostenido en el tiempo provoca un aumento de la deuda pública. Al aumentar dicha deuda pública aumentan los intereses que hay que pagar por ella, por lo que se engrosa aún más el déficit público y así y así hasta entrar en un círculo vicioso de deuda y déficit imparable.
Para atajarlo, por tanto, hay que reducir el déficit y para ello tenemos tres opciones: o reducir el gasto público, o aumentar los ingresos públicos, o un poco de las dos cosas. He aquí el conato del conflicto.

Lo que proponía Obama así como los demócratas moderados y los republicanos moderados era más bien la tercera opción, un poco de las dos cosas. Reducir todo el gasto público innecesario(véase reducción del inmenso gasto militar consecuencia de dos guerras en marcha en Iraq y Afganistán iniciadas por el republicano Bush, recortes en los programas estatales y federales más ineficientes, así como ajustes precisos en los programas de sanidad pública Medicaid y Medicare)  y al mismo tiempo aumentar los ingresos públicos(véase eliminación de todos aquellos recortes de impuestos para los que ingresan más de 200.000 dólares al año aprobados por el republicano Bush, así como imposición de impuestos temporales a las empresas petroleras y a las grandes corporciones).
El Tea Party por su parte, únicamente se centraba en la vertiente del gasto público. Proponía una importante reducción del mismo(recorte drástico de los programas Medicaid y Medicare, así como recorte general en la mayoría de programas estatales y federales, seguridad social, educación, vivienda, etc, etc, exceptuando el gasto militar). Por tanto sin tocar ni un ápice los ingresos públicos, es decir, sin eliminaciones de exenciones de impuestos a los ricos ni establecimiento de impuestos temporales a las petroleras y a las grandes corporaciones. Llamativo ¿no?.
A partir de aquí juzguen ustedes mismos.

Las razones del Tea Party para enconarse en tan irracional postura son de un lado políticas; si no hay acuerdo, peor todo, y cuanto peor todo, peor para el que gobierna, es decir Obama, y mejor para ellos, el poder les estará más cerca. Pero por otro lado razones ideológicas.
El Tea Party, por ideología, no cree en el estado. En una interpretación excesivamente exagerada e inflexible de los principios constitucionales del país, considera al estado un opresor de la vida, la libertad  y la búsqueda de la felicidad, derechos proclamados en la declaración de independencia americana.
Su idea de igualdad se entiende como la igualdad ante Dios el cual dota a todo hombre de ciertos derechos inalienables, y como la igualdad de oportunidades para que todo hombre pueda alcanzar, bajo la libertad individual, las posiciones acordes con sus talentos, su trabajo y que sus valores le llevan a buscar. 
Por otro lado, entienden que la idea de igualdad defendida por el estado difiere de manera obvia con la suya propia. Según ellos el estado representa una igualdad de resultados que mediante medidas estatales pretende imponer partes equitativas para todos reduciendo la libertad de cada uno. Preguntándose quién es el estado para imponer dicha equidad, dudan de su capacidad de imparcialidad a la hora de dictar qué son partes equitativas, y de su capacidad de imparcialidad a la hora de quitar a los que tienen más para dar a los que tienen menos. Temen que dicho poder para imponer sea el prefacio de un estado del terror de tipo soviético, chino, o cubano.

Personalmente he de decir que comparto la idea de igualdad del Tea Party. Creo en la igualdad ante Dios, en la igualdad de oportunidades y en la libertad individual para que cada persona tome sus propias decisiones y sea justamente recompensado por ellas. Prefiero que sea el trabajo duro bajo total libertad quien asigne lo que le corresponde a cada uno, antes que un "todo" omnipresente llamado estado.
Pero, al mismo tiempo creo que, bajo unas condiciones tan acuciantes como las que vivimos hoy donde los recortes del gasto público se llevan a cabo sobre unos servicios que la gente mejor posicionada no utiliza, el hacer a estos contribuir con un poco más, aunque sólo sea hasta que todo este embrollo se solucione, no es instaurar el comunismo en América. Y he aquí el pragmatismo y el sentido común de Obama.
Quien no lo entienda vive en el surrealismo.


P.D. En el vídeo adjunto Obama apelaba al sentido común de los congresistas y senadores para alcanzar un acuerdo sobre el techo de deuda cuanto antes.


H. F. C.

3 comentarios:

Andreu Fos dijo...

Estimat Hèctor:
El que no rebis cap comentari, no es que no et llisque'n, si no mes bé al contrari, despres de llegir no saben que comentar. Está tot dit.

Jo et faré després un comentari.
Oskar Wilde

Anónimo dijo...

Hector pegale un vistazo a éste artículo, por favor:

http://www.vnavarro.org/?p=6649

israel@pyl.es

Anónimo dijo...

http://www.publico.es/internacional/416227/obama-ha-traicionado-su-palabra

Ese gran salvador de la humanidad