viernes, 21 de enero de 2011

No fumar, gracias



Resulta totalmente incomprensible escuchar críticas a la recién estrenada ley anti-tabáco. Por sentido moral y ético era totalmente necesaria. Pero si para alguien estos sentidos son difíciles de alcanzar y comprender, apelaremos como mínimo al sentido común, que como el mismo indica, es común a todos o por lo menos debería serlo.
Entre muchas de las críticas escuchadas podemos destacar dos.
En primer lugar una que, por la gravedad de sus argumentos, así como por su mínimo o inexistente ajuste a la realidad, no tiene desperdicio comentar. Tuve el honor o el deshonor de escuchar dicho disparate por televisión, hará cosa de unos días. Y dice así:

“¡La ley ésta, es anticonstitucional y dictatorial!”

Y se quedó tan ancho.
Para lo de anticonstitucional, me remito al artículo 43 de la Constitución Española, según el cual; “Se reconoce el derecho a la salud”, “Compete a los poderes públicos organizar y tutelar la salud pública a través de medidas preventivas y de las prestaciones y servicios necesarios. La ley establecerá los derechos y deberes de todos al respecto”. Así como al artículo 51 que reconoce que; “Los poderes públicos garantizarán la defensa de los consumidores y usuarios, protegiendo, mediante procedimientos eficaces, la seguridad, la salud y los legítimos intereses económicos de los mismos”.
Para lo de dictatorial, es un insulto a la inteligencia del ser humano y no cabe mención alguna. Por su propio peso, no se cae, se derrumba.

En segundo lugar, muchos se quejan de que la ley debería permitir a los bares y restaurantes elegir entre dejar o no dejar fumar en sus locales.
La ley anterior permitía dicha elección, pero, ¿conocen algún bar o restaurante en el que estuviera totalmente prohibido fumar? Obviamente ante aquella disyuntiva los empresarios de la restauración optaban por la vía fumadores, ya que lo contrario suponía restringir su cuota de mercado. El resultado, la injusticia acometida sobre los no fumadores, que fueran donde fueran tenían que apechugar con un veneno volante que les era impuesto sin su consentimiento.
La actual ley corrige dicha anomalía cruel. Garantiza y protege mediante un procedimiento eficaz la salud de los consumidores, que, mira tú por donde, es lo que textualmente recoge la Constitución.

Para los que piensan que la prohibición de fumar impuesta por el estado traspasa los límites de responsabilidad que éste debiera tener sobre las personas, decirles, que el gran exponente de la libertad de elección en la economía y en la sociedad en general, el gran economista Milton Friedman, cuya idea central de sus postulados concluía que, “no es correcto que el gobierno nos obligue a protegernos a nosotros mismos, sino que tenemos que ser nosotros los individuos, quienes libremente elijamos si queremos estar protegidos o no”, reconocía una muy importante objeción a su propio razonamiento central: “la afectación de terceras personas”.
E aquí el sentido de todo. Cuando la seguridad, o en este caso, la salud de terceras personas se ve afectada, la intervención del estado está totalmente justificada. El mismo debe interferir y regular “la libertad de elección” en cuestión, en pos del interés general.
La libertad de elección de un bar o restaurante sobre si en su local se puede fumar o no es un clarísimo ejemplo.

H. F. C.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Muy buen artículo. Lectura muy recomendable a todos aquellos que durante mucho tiempo nos han faltado al respeto y han dañado nuestra salud con su maldito humo y ahora se quejan por no poder seguir haciéndolo.
Ya era hora que llegara dicho respeto, del que tanto tiempo hemos carecido los que no queremos morir con los pulmones negros, y hemos tenido que aguantar demasiado tiempo (en bares, cafeterías, restaurantes, pubs y un infinito etcétera) el humo asesino de los que en su día, decidieron acabar con su organismo.

Estos días he escuchado a numerosos jóvenes y no tan jóvenes, quejándose porque los fines de semana pasan más tiempo fuera de los bares, (pasando frío con el cigarro en la mano) que dentro, porque es tanta la adicción que tienen, que prefieren congelarse como tontos en la calle.
Ojalá ese frío que están pasando ahora, les despierte las neuronas que puedan tener, y se den cuenta de una vez que lo que están haciendo les está destruyendo y busquen ayuda para apagar el cigarro de una puñetera vez, para siempre.
En fin, hagan lo que hagan ellos...
Derecho a respirar: concedido!

Salutacions desde un tros de terra rodejat d´aigua :)

NAT dijo...

Gran artículo en defensa de la ley anti - tabaco, con una gran argumentación basada en la perspectiva ética y moral de la sociedad. Si bien creo, cabe recordar que "la libertad de uno mismo termina en el momento en que empieza la del vecino".
Quisiera preguntar donde o quién tiene la legitimidad moral para decirle a un igual que puede o no puede fumar. Teóricamente nos encontramos en un país libre y democrático, pero cuartado constantemente con prohibiciones absurdas, en lugar de centrarnos en lo que verdaderamente importa, como por ejemplo que somos el país de la U.E que sostiene a un mayor numero de parados, unos 5.000.000 más o menos creo recordar. Volviendo lo que nos ocupa (perdón por el inciso), no entiendo, si en principio era un tema capital a tratar, ¿por qué se obliga a emprender a todos y cada uno de los hosteleros españoles, por "LEY", una gran inversión para adecuar en sus locales una zona de fumadores y otra de no fumadores y al poco tiempo prohibir totalmente el tabaco???
Para terminar quisiera dejar claro que esta es la opinión de un "NO FUMADOR" objetivo, objetivo con sigo mismo y con la sociedad que le rodea, por ello entiendo a los hosteleros y también a los fumadores, pues por una parte y por otra creo que no se puede prohibir la libertad de unos a fumar y la de los otros a no dejar hacerlo en un recinto total y absolutamente privado.
En fin, creo que cada persona es libre de poder llevar su negocio de la forma que considere oportuna y que cada ciudadano es libre de entrar o no a que recintos.

SALUDOSSSSSS!!!!